Te Condeno a ser Dios
Yo te sentencio en este acto, de ahora y para siempre en el futuro,
a dirigir con amor al mundo para que el Edén sea en la aurora.
Y te digo que ha llegado la hora en la que por fin el fruto está maduro,
en este momento ya no dudo, de que la palabra es Dios, y yo soy su Diosa.
Su clavícula es preciosa y tiene el sublime brillo del oro cuando la miro,
oh, Julieta de mis estrofas, tus ojos tienen el color del paraíso.
Yo era un mendigo en tu ausencia que solo nombraba lo que había visto,
el día que ví tu silueta, nacieron las puestas de sol y el horizonte no fué el mismo.
A tus besos me remito y dimito de la opulencia que el dinero me ha ofrecido,
me alcanza con besar tus muñecas en este verso que te escribo con demencia.
Sos la ciencia de los poetas malditos que al universo le describieron tu esencia,
de la humanidad sus dolencias, inconsciente presencia de lo aún no dicho.
Te condeno en este acto clandestino y poéticamente incorrecto,
a concluir y completar el mensaje de Cristo, el de Sócrates y el del Whitman eterno.
A ser uno con el amor yo te condeno y a nombrar todo lo bueno del mundo,
es hora de inventar un futuro nuevo… Y si hace falta ser Dios para eso, bueno, acá hay uno.
LP DD
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