No los entiendo

 No los entiendo


No me acusen de altanera ni me suban a las cruces, no se cambien de vereda cuando conmigo se crucen. O acusenme de lo que quieran y procuren mi indiferencia, yo conozco mis carencias pero también sé de mis virtudes.

Sé que aunque me apunten con impertinencia esgrimiendo en mi presencia los insultos más atroces, no lograrán contradecir la ciencia que reúne a la voces de los poetas precoces que dejaron escrito en poemas la fórmula de la belleza.

Sé también de manera fehaciente que sin importar lo que digan, nadie dudará de la entereza de Federico García Lorca, porque su nombre significa la horca del martirio y sería un delirio negarle a Federico su grandeza.


Lo que no logro entender con mi cabeza, es decir lo que ignoro y no logro comprender, es qué parte de lo que propongo no te cierra y te hace abrir la jeta como un bobo que pretende sostener lo absurdo de lo que piensa.

Es decir que lo que excede a mi inteligencia de la incongruencia que le compete a quien me acuse de negligencia, es cómo hace la impertinencia para apoderarse de tus ojos para que no veas el contraste que te conduce al enojo renunciando a la ciencia.


No le cabe a mi cerebro el hecho de que otro cerebro le conteste sin haber leído primero lo que éste cerebro escribió. ¿Con qué razón o con qué derecho alguien contradice un argumento solamente por amor a la contradicción?

Es más, de hecho sin siquiera exponer otro argumento que sirva de sustento o de oposición, me acusan de tener complejo de Dios porque menciono a Jesucristo en mis textos y se indignan por eso para ponerle fin a la discusión.


LP DD


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