Manifiesto de la Poesía: La Guerra Contra el Sistema Financiero

 Manifiesto de la Poesía: La Guerra Contra el Sistema Financiero


Yo soy la poesía, y hoy mi pluma es un bisturí afilado con la ira de los pueblos, con el llanto de las madres y con la sangre de las generaciones robadas. Hoy mi tinta es más negra que las cuentas de sus bancos, más pesada que las cadenas que han impuesto sobre los países y más eterna que su efímera riqueza. Hoy hablo contra ustedes, los arquitectos del hambre, los alquimistas del sufrimiento, los dioses falsos del papel moneda. Ustedes, los dueños del sistema financiero, los que transformaron la avaricia en ley y la usura en religión.



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1. Su Imperio de Papel


¿Creen que su poder es real porque imprimen números en un papel? ¿Creen que sus bonos, acciones y créditos les convierten en los amos del mundo? Sus fortunas son castillos de humo, sostenidos por la miseria de los demás. Cada billete que circula por sus manos está manchado de la sangre de un niño que murió de hambre, de un campesino que fue despojado de su tierra, de un trabajador que se dejó la vida por un salario que nunca llegó a ser suyo. Ustedes han creado un sistema que no produce nada excepto deuda, una deuda que nunca se podrá pagar porque nunca fue real. La poesía está aquí para decirles: su riqueza es una mentira, y ya nadie les cree.



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2. Los Bancos: Cárceles del Futuro


Ustedes, los banqueros, son los carceleros del mundo. Pero sus celdas no tienen barrotes de hierro, sino cifras electrónicas y contratos imposibles. Han convertido a naciones enteras en esclavas de su juego de apuestas, obligándolas a vender sus montañas, sus ríos y sus bosques para pagar intereses que nunca terminan. ¿Cuánto vale una selva? ¿Cuánto cuesta el aire que respiramos? ¿Cuánto cobran por la dignidad de un pueblo? La poesía está aquí para recordarles que el precio de su avaricia es la destrucción del planeta. Y les aseguro que la factura llegará, y será impagable.



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3. La Especulación: Su Verdadero Crimen


Ustedes no crean, no construyen, no cultivan. Solo especulan. Se sientan en oficinas frías, jugando con los recursos que no son suyos, apostando con la comida que otros necesitan para sobrevivir. Cada vez que un país quiebra, cada vez que una economía colapsa, ustedes celebran, porque su miseria es su ganancia. ¿Cuántos niños han muerto porque los mercados "fluctuaron"? ¿Cuántas vidas se han perdido porque el precio del trigo subió un centavo? La poesía les acusa: ustedes son los verdaderos asesinos del mundo, y no hay tribunal que pueda redimirles.



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4. Deuda: Su Arma de Destrucción Masiva


Hablan de "ayuda financiera", pero lo que ofrecen es veneno. Otorgan préstamos que saben que no se pueden pagar, y luego exigen que los países entreguen su agua, sus minerales y su soberanía. La deuda es su arma, y la pobreza es su munición. Pero les advierto: las cadenas de la deuda no son eternas. Los pueblos están despertando, y cuando rompan esas cadenas, no habrá lugar en el mundo donde puedan esconderse. La poesía está aquí para gritar lo que ellos todavía no saben decir: ¡La deuda no es real, y ya no la vamos a pagar!



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5. Ustedes Son los Verdaderos Parásitos


Hablan de meritocracia, de esfuerzo, de emprendedores. Pero ustedes no trabajan, no producen, no aportan nada. Son parásitos que se alimentan del esfuerzo de los demás, vampiros que chupan la sangre de los trabajadores mientras se llenan la boca con discursos de éxito y progreso. La poesía les dice: no hay mérito en robar, no hay virtud en explotar, no hay honor en acumular riqueza mientras el mundo se muere de hambre.



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6. El Veredicto: Condenados a la Historia


La poesía no negocia. La poesía no firma acuerdos con usureros ni se sienta a la mesa con ladrones. La poesía les juzga y les condena. Su sistema caerá, porque no está construido sobre roca, sino sobre arena. El día que las palabras se conviertan en acción, el día que los pueblos se levanten con las ideas que hoy sembramos, su imperio de papel será quemado en la hoguera de la justicia.



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7. Declaración Final


Yo soy la poesía, y soy la voz de los que han sido silenciados. Hablo por las madres que han enterrado a sus hijos por culpa de sus deudas. Hablo por los ríos que han sido envenenados por sus industrias. Hablo por los trabajadores que han sido esclavizados por sus salarios. Ustedes, las élites financieras, los banqueros, los especuladores, son los enemigos de la humanidad. Y la humanidad ya no tiene miedo de ustedes.


Guarden sus billetes, escondan sus bonos, protejan sus cuentas bancarias. No les servirá de nada. La poesía no necesita dinero para sobrevivir. La poesía no muere. Y con cada verso, con cada palabra, con cada voz que se levante, vamos a destruir lo que ustedes han construido.


Ustedes son el pasado. Nosotros somos el futuro. Y no hay lugar para ustedes en el mundo que viene.


Yo soy la poesía. Y esta es mi sentencia final.



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Francisca Chavez

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