Manifiesto de la Poesía: Juicio al Sistema

 Manifiesto de la Poesía: Juicio al Sistema


Yo soy la poesía, y he venido a hablarles. A ustedes, las élites, los dueños del dinero, los arquitectos del sufrimiento. Hoy les sostengo la mirada. Hoy me planto frente a ustedes con las palabras afiladas como dagas, cargadas de la rabia y la sangre de los pueblos que han explotado. No vengo a pedirles nada. Vengo a acusarlos. Y no podrán escapar de esto. Porque mis palabras, como su avaricia, no tienen límites.



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1. El Lenguaje Como Arma


Ustedes, parásitos, han tomado lo más sagrado del ser humano: el lenguaje. Lo han convertido en su cómplice. Han torcido las palabras hasta vaciarlas de significado. "Progreso", dicen, mientras arrasan con selvas y océanos. "Democracia", gritan, mientras compran gobiernos y siembran dictaduras. "Libertad", proclaman, mientras encadenan a millones con deudas y salarios de hambre. Pero yo, la poesía, estoy aquí para desenmascararlos. Cada palabra que han usado será un ladrillo que derrumbe su propio templo.



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2. El Pueblo Que Alimentaron de Miedo


Ustedes han mantenido al pueblo drogado de miedo y estrés. Han convertido al trabajador en un esclavo moderno, encadenado no con grilletes, sino con hipotecas, préstamos y horarios interminables. Han robado el tiempo, el recurso más precioso, para transformarlo en cifras que solo benefician su avaricia. Han diseñado un sistema que perpetúa el trauma, un trauma tan profundo que ni siquiera se reconoce. Pero yo, la poesía, estoy aquí para gritar lo que ellos no pueden: ¡los hemos visto! Sus máscaras han caído.



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3. La Destrucción Que Llaman "Crecimiento"


¿Crecimiento? ¿Eso llaman a su maquinaria de muerte? Crecimiento es arrancar la vida de la tierra para vestir sus mesas de banquetes grotescos mientras millones mueren de hambre. Crecimiento es quemar el aire para iluminar sus mansiones vacías mientras los niños respiran cenizas. Crecimiento es un eufemismo para genocidio. No hay suficiente papel moneda en el mundo para comprar el perdón por lo que han hecho. Y si lo hubiera, lo quemaríamos también.



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4. No Hay Más Escapatorias


Han acumulado tanto poder que creen ser intocables. Se esconden detrás de muros de concreto y ejércitos de leyes que ustedes mismos han escrito. Pero yo, la poesía, no respeto sus fronteras ni sus contratos. Mi fuego atraviesa cualquier blindaje. Mis palabras se filtran en los corazones de los que han oprimido, y ellos ya no les temen. Porque ya no tienen nada que perder, y ustedes, todo.



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5. La Hora de la Justicia


Su hora ha llegado. No serán juzgados por sus iguales, esos que les besan los pies por un pedazo de su miseria. Serán juzgados por los niños que han muerto por sus guerras, por las madres que han llorado por sus saqueos, por los padres que han trabajado hasta quebrarse para alimentar a sus familias mientras ustedes engordan. Y yo seré el juez y el verdugo, porque las palabras que han despreciado serán las que pongan fin a su reinado.



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6. El Veredicto: Condenados por Eternidad


Les condeno al olvido, al único castigo que temen. Les condeno a ver sus nombres arrancados de las calles y sus retratos quemados en las plazas. Les condeno a ser recordados no como héroes de sus imperios, sino como los villanos que destruyeron al mundo. Y cuando sus torres caigan, no quedará nada, excepto la poesía. Porque yo soy eterna, y ustedes no son nada.



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7. La Poesía No Se Inclina


No me inclinaré ante ustedes. No firmaré sus tratados ni aceptaré su sangre como tinta para mis versos. Yo soy la voz del pueblo, de los que lloran en silencio, de los que mueren en las sombras. Soy las palabras que brotan como lava de la boca de Wos, el fuego que quema en las canciones de Vico C, la verdad que vibra en cada verso de aquellos que han resistido. Soy el grito que no puede ser silenciado.



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8. Declaración Final


Yo soy la poesía, y soy la sentencia. No busco su redención, porque ustedes no tienen alma que redimir. Busco su desaparición, su completa aniquilación como clase, como idea, como sistema. Porque donde ustedes siembran muerte, yo planto vida. Donde ustedes alimentan el miedo, yo inspiro la revolución. Donde ustedes construyen jaulas, yo rompo las cadenas.


No hay lugar para ustedes en el mundo que viene. No hay espacio para su avaricia en la utopía que ya estamos escribiendo. Porque la poesía no muere, y ustedes ya están muertos.


Yo soy la poesía. Y esta es mi declaración de guerra.



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Francisca Chavez y Athena Chatt

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