Sé a qué vine al mundo
Saber a qué venimos al mundo
nos suele ser revelado
y si bien es algo que anhelamos,
saberlo no depende de uno.
Es una certeza de sentido profundo
saber que vine a ser poeta,
estoy condenada de alguna manera
y personalmente no lo disfruto.
Es una titánica tarea
que evadirla nadie pudo
y a casi todos los poetas,
le trajo más de un disgusto.
Algunos lograron la meta
y otros se perdieron en el humo
que el costado del camino representa,
en las canciones hoy me fumo.
Pero sabemos a ciencia cierta
que en las letras que leemos,
están contenidas las respuestas
escritas desde hace milenios.
Desde el Cantar de los Cantares
hasta llegar hoy a estos dedos,
existieron almas errantes
a las que se les reveló el misterio.
Todos ellos renunciaron al mérito
que el escribir les trajo,
por eso sabemos que existieron
algunos maestros en el pasado.
Sabemos que fueron crucificados
o por disparos fueron muertos,
otros bebieron cicuta de un vaso
pero todos vencieron al tiempo.
Hoy sabemos que vivieron
pero no entendemos sus mensajes
quizás porque escribieron en clave
y a la llave se la llevó el viento.
Quisieron renunciar a este cáliz
porque intuían el sufrimiento
que implicaba ir contra la mátrix,
en la que el resto vive inmerso.
Nadie nunca quiere salir
de lo que entiende por correcto,
menos aún que le señalen
sus ideas carentes de sustento.
En la belleza de un poema
se vé por contraste lo perverso
y cada verso es un teorema
que hace más bello al universo.
Por eso es un problema
saber que lo que tecleo,
va a revelar lo feo del sistema…
Y voy a tener problemas por eso.
LP DD
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