Déjame que me vaya

Déjame que me vaya


Aunque me duela el alma

y me anestesie el sufrimiento,

con la falopa malvada

que me sirve de pavimento.

No existe un impedimento

que frene a la palabra,

cuando en las armonías del viento

esta vuelve a ser cantada.


No es mío el entendimiento

que Echeverría improvisaba,

cuando decía en esos versos

que la filosofía de hoy es vana.

Porque vanas son las teorías

que contradicen tus argumentos,

cuando veo al dolor ajeno

en todo lo que promovían.


Ojalá fuera mía la poesía

que hablaba de mi nacimiento,

porque significaría que no miento

con premeditación o alevosía.

No me hace falta ser Sabina

y me alcanza con tener aliento,

porque intento que en poesías

se transforme mi sufrimiento.


Para que puedas acariciar la vida

que te espera fuera del infierno,

en el que vives todos tus días

sin darte cuenta y sin quererlo.

Es necesario que las rimas

dirijan tu vida y tus inventos.

Así tus intentos reflejarían

las maravillas del intelecto


No hay averno más suicida

que el de aquellos que aspiran al cielo,

mientras justifican en Palestina

a miles de niños muriendo.

No hay argumento más perverso

que el basado en ideologías,

mismas que utilizan los genocidas

que hoy nos están mintiendo.


Nada, pero nada justifica Palestina

excepto la fabricación de armamento.

Mismo armamento que se gatilla

a favor de capitalistas emprendimientos,

que buscan asesinar a las poesías

que hace tres milenios se vienen escribiendo.

Lo vengo diciendo desde El Cantar de los Cantares

y todavía lo tengo que seguir repitiendo.



LP DD




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