Quién, cuándo, cómo


¿Quién me dice, quién es quién?

¿Quién sabe quién es 

y al que no lo conoce se lo dice?

¿Quién es quién dice ser

y quiénes creemos realmente?

¿Sómos un quiénes somos

o somos quienes creen saber?

¿O somos quienes quieren saber,

quienes son y que quieren?


¿Y si soy quien quiere saber

cómo puedo saber quién soy?

¿Alguien más ve la contradicción

en ser quien quiere saber quién es?

Soy quien sabe y soy quien seré

porque sé que siempre voy a querer,

ser quien sabe quién és y que quiere.

Aunque lo único que quiera siempre es saber.


Y quien sabe algún día alguien

escriba un poema preguntando por quién

diga que es quien puede decirme

que sabe con certeza quién es quién.

Mientras tanto quienes sabemos

sabremos de quienes supieron quién,

sabía quiénes sómos y porqué

en éste simple bucle nos perdemos.


Quién no se perdería sin querer

tan sólo al leer ésta alegoría,

que pretende decirte lo que ves

si lográs entender la analogía.

No hay un quien tácito siempre

aunque casi siempre esté presente.

En el caso de quién es quién eres,

el quién en la ecuación se cancela

y por ende solamente Eres.


Decir que eres quien realiza 

la acción de correr por ejemplo,

implica que quién sea que esté corriendo

puede validar al sujeto que ejercita.

Alguien tiene que ser 

el sujeto tácito en el verbo ser alguien.

Y la respuesta obvia es siempre:

¿Quién sino yo podría serlo?

El problema a la respuesta

que se obtiene de esa pregunta,

es justamente el problema

que se obtiene de esa pregunta.

Porque si yo soy quien pregunta

y pretendo estar en la respuesta,

voy a volver a estar tácitamente sujeto

a ser el quién que me contesta.


Ser, el verbo; y quién, la palabra.

En éste caso son sinónimos.

Quien és, és quien está siendo,

siempre es anónimo quien narra.

¿Quién pudiera ser el narrador

y no ser lo narrado al mismo tiempo?

¿Acaso existe alguna separación

entre quién soy y ser quien estoy siendo?


¿Y si resulta que el conocimiento

no incluía conocerse a sí mismo?

A lo mejor por eso el misticismo

fué furor los últimos tres milenios.

¿Y si resulta que no hay quien conoce

y somos el verbo y no el sujeto?

¿Qué pasaría con las voces

que le responden en texto al intelecto?


¿Renunciarían a ser las autoras precoces de dichos fugaces?

¿O serían de las autoras fugaces que no renuncian a sus dichos?

¿Dirían que son autoras de la fugacidad de las renuncias?

¿O precoz y fugazmente renunciarás a ser autora?


¿Se aferrarían rapaces tus creencias como boas constrictoras?

¿O te quitarás de tu cabeza el sombrero que te condiciona?

¿Seguirás buscando mitos que expliquen tus certezas?

¿O por fin verás la grandeza contenida en lo escrito?


LP DD


Comentarios

Entradas populares de este blog

Ganas de amar

Lápices que no Pudieron Romper

El Lenguaje como Punto de Partida