No vimos lo que escribimos
Si no vemos lo que perdimos, en aquello que nunca tuvimos, es simplemente por el algoritmo, que implica el hecho de estar vivo.
Y es de hecho nuestro destino, ir en el tiempo rescatando, el conocimiento específico, que hasta acá nos ha transportado.
Despacito y de a un paso, caminando hemos adquirido, aquello que construimos, sobre lo que antes se ha pensado.
Y es por eso que en el espanto, sumidos hoy en día vivimos, por no entender al sujeto tácito, que piensa ‘’pienso y luego existo’’.
No hay un ‘’yo’’ intrínseco, aunque entiendo que así parezca, es una trampa que no vimos, cuando le dijimos ‘’yo’’ a la cabeza.
Es por poder pensar que empieza el pensamiento a resolver acertijos y es realmente una rareza, que hoy por hoy estemos vivos.
Fueron muchos los errores cometidos y más aún los que se niegan, parece que nunca aprendimos, cómo es que funciona la naturaleza.
Nos sentimos excluidos, de los procesos que nos atraviesan y pensamos que es divino, el origen de nuestras certezas.
No hay carencia más profunda, que no entender de dónde venimos y en ese intento nos olvidamos, a donde es que nos dirigimos.
Pero sobre todo ignoramos, la única y fundamental regla, que rige al universo mismo y que no nos excluye ni un poco siquiera.
Lo que pasa es que nos perdimos, porque nacemos de la materia, pero a la materia le decimos, que está ahí para satisfacción nuestra.
Y como ella nos sirve entendimos, que para algo es que existiera y nos pasamos la vida entera buscando resolver ese acertijo.
Y nos olvidamos la manera, que nos permitió decir lo que decimos y en el idioma nunca vimos, que somos las palabras y no quien piensa.
Pensar es algo que no hicimos, aunque pensemos que así fuera, es porque pensamos que percibimos, que somos la persona que piensa.
Pero solamente es una herramienta, separarnos del lenguaje mismo, porque así es más eficiente, agregar palabras al destino.
Somos el objetivo que señala, que hablar es lo divino y en las religiones asumimos, las respuestas que nos faltaban.
Somos las palabras nuestras, pero no son nuestras las palabras que decimos, solamente tomamos prestado, el dialecto que nos heredan.
Por eso somos nuestros ancestros y por eso yo soy esos poetas, que resucitan en la apuesta, que en estos versos escribo.
Porque cuando leemos lo ya escrito y entendemos que somos esa manera, nos hacemos unos con Cristo, porque Él entendió que Yo Era.
Dijo Yo Soy lo que Soy y también lo que seré, porque eso es lo único que somos y es en vano ponerle rostro, a las palabras que escribimos.
Somos uno solo cuando decimos, que somos todo lo que somos y también aquello que seremos, cuando todos seamos uno solo.
Y sólo en el lenguaje está el cómo, alcanzar el cielo prometido, en el que viviremos para siempre, cuando nos reconozcamos en el otro.
Y entendamos que ese otro, es parte de nosotros mismos y si ese otro está sufriendo, tú compartes ese destino.
LP DD
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