Nadie es alguien distinto


Soy muy dura cuando critico, pero soy más rápida cuando perdono, porque ahí se esconde el modo, para salir de éste abismo.

No tiene ningún sentido, vivir resentido por todos, aquellos errores que han cometido, los demás contra nosotros.

¿De qué me sirve vivir resentido señalando con odio, el dolor que he padecido por la mano que señaló mi rostro?

Si aquel que me contradijo, cambió de opinión cuando entendió su error, ya no es mi enemigo y en eso consiste el perdón.

Sería una traición al mismo Cristo, señalar la contradicción, que existe entre lo antes dicho y la postura que tenés hoy.

No hay forma de ser mejor, si no aprendemos de nuestros errores y es un error atroz, criticar nuestras posturas anteriores.

Por eso critico duramente a los que solamente señalan, a los demás a sus espaldas, pero nunca cambian de opinión.

Porque señalar no mejora el mundo, a menos que ese dedo señalador, vea a los otros cuatro, que en tu mano te apuntan a vos.

Es entonces cuando ves tu error, que en el ojo de tu prójimo veías, mientras no veías la viga, que en tu propio ojo tenés hoy.

No es la paja que tenía, en la pupila frente a tus ojos, la que nos alejaba de la maravilla, que se escondía tras el enojo.

Es lo único que hacemos todos, porque es lo único que podemos ¿Cómo es que mirando no vemos, lo que tiene el ojo adentro?

¿Y cómo es que pretendemos, entender al entendimiento, usando el intelecto mismo, para adquirir ese conocimiento?

Entender es lo que somos y es por entender que pudimos, darnos cuenta de que mirando vimos, que los demás tienen ojos.

Y como a nuestra semejanza describimos, a todos los que se nos parecen, nos perdimos naturalmente, separandonos de nosotros mismos.


LP DD


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