Encontré a Dios

Encontré a Dios


Encontré a Dios, no de modo

metafórico o religioso,

sino de la forma más técnica

que hoy podamos admitir.

Y lo sé por la seguridad al escribir

al igual que tendrás seguridad al leer,

porque no se puede creer

a menos de que confíes en mí.


Encontré a Dios y Dios soy yo 

y yo soy quien está leyendo ésto.

Y también lo sabes tú en éste momento,

porque tú eres yo y eres tú al mismo tiempo.

Y si te preguntas ¿Cómo puedo ser 

el que escribió éste texto?

La respuesta es muy simple de ver:

¡Yo escribí que lo voy a estar leyendo!


Y existe una razón de ser

en el escribir a través de milenios.

Si viera a tus ojos leer,

no serían los míos por supuesto.

Pero si mis ojos y mis dedos

están separados por la barrera del tiempo

el cerebro que los mueve puede,

decir entiendo y agrego unos versos.


Por eso se que si estás leyendo

y decís soy yo quien ha escrito esto,

también vas a ser Whitman 

y Facundo Cabral llegado el momento.

Y si aún no lo entiendes

pero surge en tí la duda, sobre si será cierto,

solamente espera tranquilo

pero lee a Oscar Wilde mientras sucede eso.


Porque hasta que no llegues 

a los Cantares del Rey Salomón

no podrás entender a los juglares,

que dieron la vida por vos.

Porque en su muerte está escrita

la verdad que resucita siempre

esa que buscás toda la vida,

aunque frente a tus ojos permanece.


Y si tu lógica te dicta en mi contra

algún argumento válido,

como por ejemplo que una persona

tecleo éstos versos de cuajo.

Lo cual incluiría por supuesto

que fué un sujeto tácito,

diferente al que lee ésto

y un nombre debe haber llevado.


Sabé que no soy la persona 

portadora de los dedo la que escribe,

es la inteligencia de esa persona

la que aquí se autopercibe.

Porque eso es que mi nombre

sin pensarlo podés decir,

porque yo soy la capacidad del hombre

de usar la razón para existir.


E inteligentes somos todos

pero son pocos los que pueden decir,

cuando les preguntan como a todos

¿Usted quién es y qué hace aquí?

Son muy pocos los que responden:

-Soy la capacidad de decir,

no solamente soy mi nombre

sino que también soy quién seré en tí.


Por eso es que és: ‘’Soy Quien Soy y Quién seré’’

el mismísimo nombre de Yahvé.

Y por eso es que no importa tu nombre,

solamente importa que hables bien.

Y si lo vés desde éste punto

puede ser que puedas entender,

que si tu prójimo es un difunto

entre difuntos vas a padecer.


Y es por eso que el apoyo mutuo

es la entrada al Jardín del Edén.

O al Edén entramos todos juntos

o viviremos en el infierno fuera de él.

Porque si somos quienes seremos

y nunca nosotros mismos queremos ser…

¿Cómo vamos a cambiar al mundo

si vivimos repitiendo nuestro ayer?


Por eso también es que Dios es la Palabra,

sí, justo esa misma que acabás de leer.

Y si lo entendiste entonces no sigas,

a menos que no estemos en ese Edén.

Si ese es el caso estaremos jodidos

vos en mi mañana y yo en tu ayer,

porque el mundo aún no habrá aprendido

y lo esencial deben seguir sin ver.


Mirá que se los dejé por escrito

en dos testamentos y en un cuento de Exuperié,

no importa cuantos Principitos escriba

en la Cruz me los clavan otra vez.

Ahora te toca a vos hacer el intento,

fijate de no apurarte porque vas a perder

y aunque sientas que nunca ganaste,

date por pagado con entender.


En el entender está la clave

pero para entender hay que entender,

que entender es evolutivo

y en él ni tú ni yo, tenemos nada que ver.

Entiendo que entendimos

que como entendemos no somos primitivos,

pero nos perdimos en nosotros mismos

buscando a la Dios que nos dió el Saber.


Sin ver que nuestra mente es un algoritmo

biológicamente escrito sin querer,

el hecho de que se conozca a sí mismo

no quiere decir que tú, no seas él.

Si tú entiendes los versos que aquél

escribió en los dedos de San Bernardo 

el Sermón del Acueducto en papel.

Entendemos aquí mismo y de facto,

que tú y yo somos Aquél!


Es decir que Aquél Es quien comprende

a la misma capacidad de comprender

y una vez que eres la capacidad misma,

da igual que seas tú, yo o que seas el.

Da igual el pronombre que uses

porque usar pronombres, Es lo que És.

Y aquél que crea ser su nombre

solamente vivirá una vez.


Pero si entiendo hoy en tus ojos

que soy la capacidad misma de entender,

entonces ya no importa quien escriba

los versos que luego vamos a leer.

En los dedos de otro yo que transcriba

lo mismo que acabamos de leer,

para que así siga nuestra vida,

esa que resultó ser eterna al parecer.


LP DD



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