Dá sin medidas y recibirás sin medidas


No esperes nada de nadie

pero no porque así deba ser

sinó porque nadie puede ayudarte

y eso es un hecho no un deber.

Nadie puede salvarte

de aquello que tú tienes que hacer

y por más que lo señales,

estás solo en la vida al parecer.


Nadie nunca te va a entender

igual que nunca vas a entender a nadie,

porque así es la vida en general

y si estás vivo tú lo sabes.

Y si no lo sabes te lo escribo

para que entiendas los puñales,

que te clavas a tí mismo

aunque nadie nunca los señale.


Porque en el entender a tu enemigo

se encuentra la verdadera clave,

esa misma que señaló Cristo

cuando en la cruz tú lo clavaste.

Es fácil amar a quien te ame

lo realmente difícil resulta ser,

entender y amar al prójimo

que daño te suele hacer.


¿Cuál sería la gracia o el chiste

de brindar apoyo a quien te apoya?

En eso no hay sacrificio ni gloria

porque es lo que siempre hiciste.

Por eso es que no advertiste

la grandeza que hay en mi honra

y no me sorprende ni un ápice

tu postura basada en la norma.


Es esa postura la que al mundo forma

y le da la perspectiva macabra,

porque todo el mundo señala

aquello en lo que el otro se equivoca.

Nadie señala lo errores de su boca

simplemente porque no se puede,

sería más hermoso el presente

si nadie le colocara al otro la horca.


Ya lo dijo Cristo hace dos milenios

y todavía no hemos aprendido:

¿Por Qué es que en el ojo ajeno

señalamos aquello que no vimos?

¿No será que en los adjetivos

que usamos para señalar harteros,

no vimos en nuestro rabillo

aquello que ver no podemos?


¿Y qué pasaría si así fuera

por mera naturaleza o instinto?

Que no podemos obrar distinto

porque siempre el otro te representa.

Entonces tomás como ofensa

aquello que te ha ofendido,

sin saber que es tu propuesta

la que nos mantiene adoloridos.


Parece ser que la culpa ajena

nos alivia de éste sacrificio,

en el que vivimos las personas buenas

que renunciamos al crucifijo.

Y es por eso que mi apuesta

te parece un acto de suicidio,

justamente porque nadie espera

que sea uno el que salta al abismo.


LP DD



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