¿Se acabarán las guerras algún día?


Si hoy sentís vergüenza del maltrato que has padecido, quiere decir que tu vista está puesta, en cómo te mira tu enemigo.

Y vivirás adolorido, teniendo la falsa certeza, que los adjetivos esgrimidos, provienen de tu propia cabeza.

Si te sentís culpable, de todo aquello que te pesa, es porque te han convencido, de no usar tus ojos ni tu conciencia.

La razón por la que es perversa la forma en que te miras, se basa en la biología, que evolucionó para que así sea.

Cuando alguien te bardea o atenta contra tu autoestima, es natural buscar respuestas, incluso si en ello se vá tu vida.

Y para encontrar la respuesta divina, te mirás a través de los ojos, de quién dolor te propina, convirtiéndote en tus despojos.

Es inevitable, te diría, considerar ese punto de vista, el problema es que es muy profundo y de ese infierno no hay salida.

Está a la vuelta de la esquina, la salida del averno, en el que nos ha metido el tiempo, aunque contradiga tus teorías.

Pero no se llega a esa salida, por voluntad o mérito propio, es algo que sucede de pronto, cuando el miedo abandona tu vida.

Ahí podés ver lo que contenía, la sabiduría del intelecto, esa que profesaban los Maestros y que perseguiste toda la vida.

Es una consecuencia directa, vivir tal cómo Buda vivía, no se puede lograr con intentos, por más que así parecería.

Cuando vemos los movimientos que los seres iluminados realizan, es normal imitar con tu cuerpo, aquello que podés ver con tu vista.

El problema principal radica, en que imitando comportamientos, no vas a obtener el contento, que buscás alcanzar en porfías.

Por eso es que intentamos de todo, sin alcanzar el resultado que ansían, los humanos que entre despojos, buscan por fin alzar la vista.

No sabía el ser humano, solamente porque no podía, entender lo que Dios significa y el porqué juega a los dados.

Ni siquiera Einstein pensando, pudo resolver el acertijo y ni Freud vió el resultado que se deriva de estar vivo.

Eran otros tiempos muy distintos y varias décadas pasarían, antes de descubrir a las neuronas espejos, que hoy por fin lo explican.

El odio, la violencia y las guerras, que en vigilia nos mantenían, se explican de modo cierto, a través de la moderna psicología.

No era el Diablo  el que nos decía, que matemos a nuestros hermanos, era el resultado que venía, con el conocimiento que ganamos.

Es inseparable de tu costado, la costilla que el miedo entraña y por eso es que la manzana, con el veneno de la culpa, se servía.



LP DD


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