¿Qué podría decir?
¿Qué podría decir que no se haya dicho antes? En tantas partes y a la vez vuelvo a morir en aquelarres.
¿Qué nos diría San Juan de la Cruz, si volviera de entre los muertos y cómo seremos de necios, que aún hoy no vemos su luz?
¿Cuánto tiempo nos queda, antes de morir crucificados o cuanto tiempo les queda, a aquellos que crucificamos?
¿No vemos el resultado, que en holocaustos se acumula o aún nos quedan dudas, cuando tiramos los dados?
¿Usamos a nuestro favor el pasado o negamos golpes de estados, para obtener unos dólares prestados?
¿Qué aprendimos para ser más felices, más conscientes, más amados?¿Qué aprendimos si aún lloramos en el infierno de los infelices?
Puedo verlo a Borges triste, porque lo han malinterpretado, una cosa es ser inteligente y otra muy distinta, es creer en el mercado.
No hay futuro en lo apostado y aunque nos pese y sea duro, debemos admitir que los unos, a los otros estamos maltratando.
Con silencios que no pronunciamos, vamos al cadalso directo, porque quien no defiende a su hermano, en algún punto es homicida encubierto.
No hay sustento en esos asuntos, que mantienen callado al pueblo y no hay pueblo que en el apoyo mutuo, no haya logrado lo que se ha propuesto.
Todos juntos somos fuertes aunque hoy estamos separados, juntos construímos esos puentes, que unos pocos están dinamitando.
No existiría el lenguaje o sería mucho más limitado, si no viéramos el ultraje, que hoy ejecutamos contra el diccionario.
Solamente definimos las palabras porque alguien más puede, entender lo que abarca un concepto y lo que éste contiene.
Nadie puede aprender sólo del ambiente, nadie aprende palabras buenas, hablando con una serpiente que miente, por más que se llame maestra.
No es nuestro el idioma, en el que sea que pienses, solo se piensa con palabras o en imágenes que miles de palabras contienen.
Soy todos mis antepasados, soy Whitman, Picasso y Cabral y también soy todos los demás,
que hoy se mezclan en mi saliva.
O en estos dedos suicidas, en los que el pasado va tecleando, que es verdad lo de la vida prometida, después de la muerte resucitamos.
Porque hoy de facto en estas teclas, está la mente de algún santo, yo no sería tan certera, escribiendo las soluciones que buscamos.
Yo no soy dueña de las letras, ni de las palabras que usamos, éste cerebro solamente, busca no haber pensado en vano.
O en vano haber hablado ya que decir palabras, es a Dios haber nombrado, soy humano y humildemente, tecleo lo que otros me han prestado.
Solo soy dueña de mis dedos que improvisan sobre el teclado y digo dueña en tono sarcástico, porque hasta mis dedos son prestados.
LP DD
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