Me ALEjó del dolor
Gracias al tesón que la vida no suele incluir, pude ver a la vida seguir, ALEjandose del dolor.
No se si es por falta de rencor o porque la vida es así, pero no existe error, en analizar lo que decís.
Y ahí se evapora el dolor, porque la mente puede distinguir, entre la venganza y el horror, que la venganza suele incluir.
No hay salida en el rencor y no es forma digna de vivir, vivir buscando la desolación, de quien te supo herir.
En la paciencia está el amor, que supimos construir y son esos laureles los que hoy, deberíamos perseguir.
¿Será tu serenidad interior, que supiste construir, la que te llevó a advertir, que no vale la pena el rencor?
¿O será que tu corazón, bebió del cáliz del elixir, el mismo cáliz al que por error, la mayoría suele prescindir?
¿De donde sale la paz interior, que veo en vos cuando decís, que es mejor pensar antes de hablar y cómo haces que sea así?
Porque creeme que es cosa rara, entender lo que decís, la mayoría solo dice pavadas, que sostienen porque sí.
Muy poca gente puede analizar y tomarse el tiempo para sí, antes de esgrimir las puñaladas y venganza transmitir.
¿De qué dependerá esa cualidad, que busco aquí reivindicar y que de manera implícita, vos portás en tu existir?
¿Será que el impenetrable te mostró, aquello que se puede resumir, en las palabras que hoy aquí, Jesucristo me mostró?
¿O acaso será que tu cabeza, se encuentra bendecida, por la absoluta certeza que confía en Cristo y su carisma?
Entonces serías un San Pedro o un San Juan que es lo mismo y sobre esa sólida certeza,
se construye lo que digo.
Porque quien confía está conmigo, que soy la palabra que hoy reza: ‘Perdona Señor a mi enemigo, porque ahí reside la grandeza’.
No hay salida en las iglesias, que hoy se han dado por vencido y a menos que cambiemos la cabeza, viviremos adoloridos.
Por eso admiro tu entereza, cuando hablas con adjetivos, que no rebajan y revelan, que por algo estamos vivos.
Puedo ver en vos al amigo, que vé en Dios la fortaleza, que nos separa del abismo, ese que hoy tanto nos pesa.
Sos la razón que hoy me dicta, que no está sola mi cabeza, porque tu cerebro está invicto y libre de la culpa que nos apresa.
Y al ver que no hay pereza, ni en tus orejas ni en tus dichos, puedo agradecerle al cielo, por no estar sola en la tierra.
Somos muchos hoy los Cristos, que desde las cruces señalan, que no hay salida en la venganza y que ésta tiene un solo destino.
LP DD
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