Las armonías del viento y su conocimiento


No hay violencia en el acto, de hacer por lo demás, aquello que por tí mismo, hacés cuando te amás.

Y es una certeza que afirmo, incluso a mi pesar, porque decir lo que acá digo, hace que me quieran matar.

Porque entender qué es lo mismo, no ayudar al que sufre, que matar de hambre al prójimo que a tu lado se desnutre.

Puede ser muy doloroso y es natural buscar evadirlo, incluso si evadirlo incluye, eliminar a quien te lo dijo.

Es por eso que es un peligro, amar cómo Él nos dijo, a aquellos que en crucifijos diariamente solemos clavar.

Nadie quiere sentirse maligno, mucho menos consigo mismo, el problema es que no vemos que somos el reflejo de lo que decimos.

Y por eso es que preferimos, ignorar usando adjetivos, las razones que esgrimimos, para vivir entre martirios.

No hay salida en los caminos, que te guían a la nada y son solamente pavadas, los cambios que perseguimos.

Lo auténtico se nos escapa, porque hasta hoy nunca pudimos, hacernos cargo que las llagas, que con nuestros clavos produjimos.

Sin darnos cuenta transitamos, una vida repleta de delirios y nunca por nosotros empezamos, a juzgar cómo vivimos.

Es más fácil vivir señalando, los errores que en otros vimos, porque no podemos ver en nosotros mismos, las acciones que nos dañan.

Nadie puede estando solo, ni siquiera saber que existimos, no fué hasta que vimos a otro,

que nos dimos cuenta del maleficio.

Es muy largo y retorcido, el camino que transitamos, desde que bajamos del árbol, cuando dejamos de ser simios.

Y es sólo gracias a lo escrito, por los primeros que se dieron cuenta, que siempre resucitamos empedernidos, cuando escribimos los poemas.

Desde el Cantar de los Cantares se cuenta, la historia misma que ha devenido, en el cómo usamos la palabra, para que el mundo sea más lindo.

No hay en la filosofía respuestas, que en canciones no se hayan dicho y es vano el intento que apuesta, a salir pensando de éste lío.


LP DD


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