Señales luminosas


Cuando apuntes con el dedo

mirando al lejano horizonte,

espero que no veas en el cielo,

a las estrellas de tu nombre.

Porque no es anhelo del hombre

tu miserable personal anhelo

y no habrá estrellas en el cielo,

que señala tu dedo de hombre.


Para no transitar con hambre

la senda a la que vinimos,

es mejor evitar el castigo,

de atar los campos con alambre.

Esa es la razón de éste desmadre

que a la madre tierra trajimos,

si de ésta salimos vivos,

va ser gracias a mi Madre.


Porque ya estás acostumbrado

a ir penando por los parques

y aunque tu luz se va apagando,

seguís insistiendo en aquelarres.

No hay carretas que te saquen

del tedio en el que vas bagando

y no hay certezas que destraben,

la rueda que tenés en el fango.


Volverá vociferando algún poeta

en arenosa garganta de tango,

para que no uses una escopeta

contra tu cabeza que está rodando.

Es cuesta abajo la ladera

y no cuesta mucho ir bajando,

por el camino de las fieras,

que lleva al infierno por pacto.


Tenemos el suicidio asegurado

cuando gatillamos contra el otro

y contra nosotros disparamos,

pensando que no es nuestro rostro.

En ese prójimo que matamos

con la indiferencia de los ojos,

cerramos el cerrojo a mano

arrojando al agua nuestros despojos.



Por eso cuando veas de costado

alguna señal luminosa,

disminuí tu velocidad ansiosa,

a lo mejor es bueno seguir caminando.

E ir mirando en las prosas

cuales son los caminos marcados,

por donde aletearon mariposas

o a donde están las rosas señalando.


Y si hay una cruz en ese costado

es señal inequívoca que dicta,

que ahí murió un ser humano,

por eso es bueno alzar la vista.

Para no terminar a contramano

estrolado contra la vida,

ya son muchos los soldados,

que murieron por tus alegrías.


LP DD


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