Segundo ensayo


La vida me sofoca por poeta y mi boca escupe para afuera

que son mentiras y son pocas, las que se evocan por la fuerza

No pudieron con escopetas y se equivocan quienes piensan

que pueden matar el mensaje que ya salió de mi cabeza.


Mucha suerte en ese viaje, que emprenden quienes visten traje

yo ya viaje junto a esa gente, que vive en fiestas de disfraces.

A esa apuesta no le apuestes, es una ruleta rusa infame,

podés ahorrarte lo que cueste, si escucharas las señales.


Que te escribo en esta pista, para que entiendas que perdiste,

el norte que señala la poesía y que a pura porfía sostuviste.

Los mensajes se encriptan, porque así es que trascienden,

no mienten quienes gritan, que la poesía viaja en andenes.


Si buscás las mejores letras que jamás fueran escritas

no las busques en aquellas, que puedan ser las más vistas.

Si se esconden es por bellas o porque tu vista no está lista,

pero cuando te estrellas contra ellas, te solucionan toda la vida.


En una noche cualquiera, en la que del presente te perdés

te encontrás con la manera, que resuelve lo que no entendés.

Y entendés por fín la esencia, que tu ojo invidente no podía ver,

es tan simple como la carencia de letras en la ausencia de papel.


La intención es invisible, es la acción de lo inevitable,

es ella la que escribe, con moderación incontrolable.

No la vas a ver escrita, por más que a tu ojo apuñale

no la busques en la tinta, ni en mi mano con puñales.


Entonces preguntate, para qué escribí esas señales

que se dicen invisibles o verdades esenciales,

¿Qué hay en esas frases, que en su momento no miraste?

¿Para qué invoco ases, en un poker que no apostaste?


¿Qué significa cantarle retruco al futuro que señalen

los que aniquilan los trucos de una magia que no saben?

¿Qué papel cumple el antiguo Cantar de los Cantares

y porque se cumplen a gritos las verdades que se canten?


No es por un algoritmo que en el ritmo estaba escrito 

lo que resuelve acertijos que tu ojo no había visto.

Es por evolución querido, que nos escondimos, 

no fué porque quisimos fué por vueltas del destino.


Si no escribía en código, hace un par de siglos

cometía un suicidio con algún un argumento lógico,

por no decir hoy mismo que veo lo astronómico,

del número de Cristos muertos en versos atómicos.


LP DD


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