A mí Wine house


Si estoy sobria no soporto y sin pastillas alucino.

¿Cómo sucedió de pronto que mi vida es la de Cristo?

Maldita joda del destino o mi vida es la de otro,

osadía tonta que persigo, explicando perlas a los tontos.


Anestesias hacen abortos, a la conciencia de los ojos

no verás las diferencia, entre tu carencia y tus antojos.

Y en tus enojos negarás con hipócrita indiferencia

tu libertad de Barrabás, qué es políticamente correcta.


Es más fácil esa apuesta, que consiste en fumar opio

así el dolor de la respuesta, se convierte en tu odio.

Es decir que las preguntas, que nos hicimos cuando novios

contienen las mismas dudas, que tienen hoy tus soliloquios.


Es muy larga la penumbra, que nos separa en los años

fueron muchas dictaduras las que nos hicieron daño.

Permanecemos separados, en una sola noche oscura

hasta que recordamos pensando y se disipa de golpe la bruma.


Es ahí cuando ves que la espesura sólo estaba,

en la especulación que se perpetúa, porque no ves nada.

Porque cuando conectás con el otro en su mirada,

se derriban las distancias, que separan lo que callas.


No hay equilibrio en las apuestas, que retrucan al delirio

no hay libros ni respuestas, para los que huyen del martirio.

Renunciaría al estribillo, si pudiera cambiarme el destino

maldita porfía que gatillo, por renunciar al cáliz del suicidio.


LP DD


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