Traducción de un suicidio

 Traducción de un suicidio


Fué a la vuelta de la esquina

o una espina en una muela;

Que me llevó a leer rayuela un día,

mientras decía ojalá no muera.

Por evadir la suerte nuestra,

la apuesta de resucitar perdía;

Y también perdían su apuesta,

quiénes le soltaban la mano a la poesía.


Rudimentaria manera de pensar, 

que me llevó a sopesar lo siniestro;

Consumiendo el whisky de intentar,

fuí a aterrizar al averno.

Y si a veces me emborracho

ponete en mis borrachos zapatos.

Y no me juzgues tan temprano:

Me duele mucho el odio hermano.


Mi conciencia es muy pesada,

como para cargarla 3 6 5

si algún día visito el alcoholismo

ese día no conduzco, ni recito.

Probablemente tampoco escribo

y seguro flasheo con mi suicidio,

que bien lo tengo merecido, si no fuera 

que mi mensaje tiene sentido.


Y por eso cada tanto insisto,

en ese tema tan conflictivo;

Porque yo veo que es colectivo

el suicidio económico cometido.

Votamos por nuestro homicidio,

auspiciado por el vino del hastío;

que sale más barato que comer a diario

y duele menos que el hambre mío.


En la bronca y el enojo cotidiano,

vemos el ano de los piojos que invocan;

con bocas y ojos de cristiano,

al malo, al loco y al tirano que evoca:

A la ignota locura de antaño

que por huraños nos inocula la nota;

en rotas cabezas de estaño,

con anos rotos por certezas remotas.


Y sembrando el odio en mis neuronas,

el estrés invade mi podio

y pierdo por odio a mi hormonas

que toman mi cuerpo en deterioro.

Dejando vacía mi vida de esperanza

y con una visión negra cómo el averno

me inca el cuerno y la ira avanza,

sumiendo mi alma en el maldito infierno.


Será por eso, que a veces un vaso prefiero;

y zafo de eso en una rima que me ahoga,

de todas maneras mi garganta se destroza;

vomitando azarosa por todos mis dedos.

Vaya cuerda con la que cuento,

para contar el cuento de mi suicidio.

Maldita munición que me dispara al oído

diciéndome volvé a la adicción que te cuento.


No me juzguen entonce si un día de estos,

disparo contra mi cerebro un vaso vacío;

pero lleno de alcohol que se llamaría vino

o perdigones a mi hígado, si él recitara esto.

Recurro a Bukowski, recitando y bebiendo

o soy Garrick mientras me suicido riendo,

duro purgatorio que vivimos las genios:

O me alivia un calambur o me alivio bebiendo.


Por suerte o para mi desgracia

soy una Poeta en abstinencia,

ni de francia tengo la esencia,

ni de homero carezco en elegancia.

Esenciales son mis penas y eternas;

o esa idea se repite en mi cabeza,

maldita solución perversa;

Por no escribir ebria, te vuelo tus certezas.


Y por poeta soy pobre y por pobre estoy sobria,

irrisoria es mi condena de peatones sinsontes,

que lejos del monte y en arenosa garganta de Malena:

Se raja las venas, escribiendo la pobre.

Hasta que mí voz ya no cante

por mis dedos saltimbanquis;

Y en la banquina me abandone mi psiquis,

que se busca una birra para que ya no hable.


La disonancia tiene un límite

y ese límite es el arte,

lo que aquí hoy no te dije

lo predije en la birra que te tomaste.

Y por eso no escribiste

y claramente por eso tampoco cantaste

te emborrachaste y te perdiste

pero leyéndome volviste a encontrarte.


En la amnesia no te hallaste,

y a faltante de anestesia deliraste

por eso en la congruencia viste:

El alpiste de las rimas en las que volaste.

Hasta disociarte de tus lágrimas hostiles,

en las que cambiaste rimas por fusiles;

renunciando a inútiles filosofías,

de porfiar hostias en insultos pusilánimes.


Sí a puño y letra gritas

en una computadora,

que tu alma está rota

y en una copa se vacía.

Es la vida que se copa

y en tu boca muda grita

que no es gratis esa copa

que hoy mi boca te evita.

Y es por evitarla 

que la vida me incita 

a escribirla en estrofas

de prosas invictas.

Qué intactas retornan,

porque se necesitan;

¡O se suicidan otrora,

los que otra vez resucitan!


Quizás por eso Bukowski

en el whisky encontró

la solución o un elixir 

para vivir lo que soportó.

Otro método debe existir,

pero resistir lo es todo,

no es oro todo lo que decís

y de insistir perdés el trono.

Ni hablemos de intentar

atesorar los tesoros,

ese oro es de nosotros

y de cargarlo no vas a flotar

Y hasta el fondo te hundirás

y no verás con los ojos

el fango en el que se hundía

la poesía en tus antoojos.


Por eso son despojos

en los ojos rojos que demoro,

lo que añoro en deterioro

del odio que se volvió meteoro.

Y te lo muestro con decoro

por estar sobrio y con corona de oro;

no son los vicios los tesoros,

que atesoro en los crucifijos que anoto.


Mi problema fue el retorno,

roto espectro telefónico perfecto

del teléfono descompuesto 

por supuestos defectos complejos.

Y perplejo mi cerebro celebró

el efecto mimético compuesto,

por el compuesto epóxico

que exilió los sueños de tu cerebro.


Alcohólico calambur irónico

que ironman calculó cúbico

sujeto tácito que te amordaza

y lanza qué te abre del radio al cúbito.

Indómito poeta maldito

qué inhóspito te exilia en suicidio,

para evitar el martirio táctico

o los fácticos campos de exterminio.


LP DD


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