La vikinga

 


La vikinga


Gringa y rubia se veía

mientras apuntaba lejos,

porque desde lejos venía,

el enemigo más artero.

Y con la bajeza del dinero

que sofoca melodías,

no hay ser humano entero,

porque toda mente está partida.


Por eso ella señalaba

mirando el horizonte,

con más amor que el hombre

al que Oscar Wilde miraba:

‘’Que en lo lejano se esconde

el secreto que entraña,

el decir hasta mañana

o en el Nombre del Nombre’’.


Con la mirada altiva

y el espíritu sereno Sofía,

caminaba sin miedo,

a la sombra de la vida.

Y cual guerrera vikinga

a los hombres deja ciegos,

no por ser vengativa,

es porque le faltan el respeto.


A veces en un billar brillaba

la luz tenue del tedio,

en el que ella deliraba,

mientras buscaba los remedios.

Y en medio de la batalla

se atrincheró ante sacrilegios,

para esquivar la metralla,

que hoy se dispara en tu silencio.


Y aunque murió baleada

en un cuaderno necio,

resucitó al ser relatada,

la hazaña que vence silencios.

Para contarme en desvelos

la verdad que dejó anotada,

en poemas que leen los ciegos

y hermosos ojos de tu alma.


No muere en mi retina su mirada

que desafía a muerte al misterio,

mientras porta en la mano la espada

o el látigo del Santo Maestro.

Y a pesar de los ministerios

que hoy le dan vuelta la cara,

ella ya construyó los cimientos,

para que la historia sea contada.


Espero que tu ojo la vea

para que no pierda la esperanza,

si esa Vikinga venció la marea,

no te puede ganar la manzana.

Hacele caso a tu panza

que sabe lo que necesita tu cabeza

y si tenes que salir de caza,

cazá ciervos con cuernos de certezas.


Son esas cabezas las primeras

que conspiraron en su contra,

pobre Sofía que en quimeras,

sobrevivió a la inquisición de sombras.

Y es la historia, la probatoria nota

que muestra su entereza,

porque pudo llegar en partes rotas,

para ser unida con oro en una pieza.



LP DD


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