Adicto y asesino
Adicto y asesino
La forma que tengo
para explicar el homicidio,
es desde el punto
de vista de un adicto.
Pero de uno que al vicio,
lo convirtió con sacrificio
y conocimiento específico,
en datos empíricos.
Datos mismos que revelan
el antiguo sacrificio,
que sufrieron los adictos
a las verdades que resuenan.
Ya que no es culpa del adicto
consumir la muerte lenta,
que a diario y despacito
se lleva a los chicos de la tierra.
Era el trauma mismo
que insidioso me carcomía
y al ritmo del suicidio,
me hice una lobotomía.
Y aunque en licores consumía
la solución a mi delirio,
en el alcoholismo encontraría,
la salida del martirio.
Duro monte de olivos
tener el trauma metido,
al fondo de los oídos,
sin saberlo ni advertirlo.
Y si hoy prosigo en la tarea
de decir al mundo lo controvertido,
es porque aunque yo muera:
¡La vida tiene sentido!
Se vive, lejos del traumático
estrés crónico adquirido,
sin saberlo en automático,
construimos nuestro delirio.
Por eso es invisible
el sujeto tácito mismo,
que sujeta el invisible lápiz,
con el que tecleando escribo.
Si ves a un loco que canta
solo al lado del camino,
tené por seguro que esa garganta,
conoció el dolor de Cristo.
Que por suerte o giro del destino
hoy recita alabanzas a gritos,
a pesar del sacrificio que avanza,
sin entender los suicidios.
En el momento mismo
en que mi cabeza se curó,
yo pude ver el ritmo,
que se me perdía hasta hoy.
Y es la ausencia de mis miedos
lo que no ves cuando canto
y no lo ves porque no lo tengo,
no es que tus ojos estén cerrados.
Muchas veces lo invisible
es una metáfora que digo,
para nombrar lo que está ausente,
en los poetas del destino.
¿Cómo vas a ver al miedo querido,
si en mis venas está carente?
Para lo que vos tomás un vino,
yo hago terapia EMDR.
Y así erradico mis calvarios
de los que a diario resucito,
cual Principito con ovarios,
que vivió varios sacrificios.
Sigo contando el cuento
más largo jamás escrito,
como si fuera un recuerdo,
o una vuelta del destino.
LP DD
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