Quiero saber que querer…

Quiero saber que querer…

Quiero saber que querer 

y lo quiero saber ya, porque sé 

que no quiero saber más nada 

con la ansiedad que me agarra, 

cuando para mi desgracia sin querer,

supe que logré tener lo que quería 

y sin saber todavía que quiero,

 ahora sé qué no era eso lo que quería.

Porque solo puedo querer y saber, 

sí sé lo que quiero hoy primero, 

pero solo si renuncio,

sabiendo que querer es lo que quiero, 

ya no quiero saber nada y dejo de querer… 

para saber que Me quiero.

Y sin querer, paso a Ser sin querer saber 

y desaparece la agonía,

que no quería ni sabía que venía, 

cuando sin saber anteponía,

 el saber que quería;

antes que querer sabiduría.

Entonces querido, 

que quieres saber qué quieres, 

si quieres saber, si quise que sepas

de forma discreta, 

si finalmente quiero saber

qué sé sobre querer saber, 

te diré que no sé y tampoco sé 

si quiero que quieras saber. 

Sí sé, que quiero que sepas 

que saber es lo más importante, 

pero quiero decirte 

que si saber se convierte 

en saber qué quieres saber, 

ese saber no sirve cómo saber, 

porque no te quisiste 

cuando supiste lo que quiero decirte: 

‘’si el saber no quiere ser el sabor, 

que te diga que sabes que te quieres, 

entonces no sabes ni te quieres 

y por ende no sabes que quieres, 

mucho menos sabes quien eres 

y piensas saber que sabes; 

que eres el que quiere saber’’. 

Y ahí yo tampoco quiero saber mas nada 

querido sabiente que no sabe que quiere 

y quiere que sepa que sabe quien es. 

No eres más que la sabiduría 

resultante de saber querer 

sin saber, el porqué sin querer sabes,

 que podes saber y querer;

es un superpoder, si podes saber hacer, 

lo que sabés que querés.

Por eso sé sin querer que Ser, 

es poder querer saber,

y és saber el para qué querés

saber por qué querés

saber lo que querés, querer o saber… 

¿Sabes? 

¿Queres?

¿Otra vez? 

¿Qué ves cuando me ves?

¿Sabes que me querés?

Francisca Chavez