Gracias María por el Ave
Gracias María por el Ave
Es tanta la presión que me sofoca
que mi boca termina haciendo exploción
e implosiona loca mi razón
que a la contradicción señala en notas.
Mientras tanto destrozo mi corazón
con el arpón que el estrés me presta
artera herida abierta que cual punzón
frunció mi seño, y me dió una depresión intensa.
Alergia inconsciente que aleja alegrías
Resfría a mi alma, que camina penitente.
Mientras me vacíe en plegarias de papeles
no será contradictoria, mi pasantía por la muerte.
Ave María Madre de Dios,
ruega en el suicidio por mi resurrección
para que mis huellas dactilares resuciten
y reinventen estas letras en otra canción.
Te lo pido por favor o por el amor de Dios,
ese que te bendijo y hoy bendice mi voz,
que con tus alas vuela sin ningún temor
porque pisaste a mi serpiente con Tu Talón.
Nunca antes había visto más y mejor
que sos el talón de Aquiles pero sin el talón
porque tu pié es tan puro que todo lo que toca
lo retruca exorcizando del discurso al ladrón.
Y Aquiles sin el talón es Elena
pues sin ese talón hubiese sido poeta
y hubiera sido él quién se quedará con Ella
tocando la cítara y el arpa en una orquesta.
El miedo es el talón nuestro
que permite a dictadores, dictar lo siniestro.
Padre Nuestro te lo ruego, no suceda otra vez,
no permitas que la voz se ahogue de nuevo
Porque si Ella se ahorca, muere Elena
y en Troya de nuevo comienza la historia.
Con un troyano que cual gusano
te come la manzana que tenés en el cráneo.
Primero te crean una necesidad urgente,
que ya advertía urgente Silvio en aquellas Canciones.
Para luego venderte la troyana receta
que traiciona al mundo en contradicciones.
Sí María es la palabra, entonces las rimas
son sus alas que traen a Dios al mundo
Porque bendito es el fruto que de su vientre
salga hablando en favor de los pobres moribundos
Y esas palabras serán el Hijo del Hombre
o de la Mujer que pueda decirlas.
Aparta esa copa, Padre, de la vista mía
porque soy alcohólica de las rimas y los calambures.
Y agarro la antorcha de la Posta de Martina
y resucito a Elena, Alfonsina y a Julieta,
que ya no espera a Romeo porque éste la porta
con voz ronca y unas caderas que no envidiaría Shakira
Madre mía, Madre nuestra, no me dejes morir en la cuesta
ojalá no sientas vergüenza, de lo que cante mi garganta
O viviré avergonzada, por buscar mal las respuestas
y hablaré de más mil veces, lastimando a los que me rodean.
LP DD
Pa: A mi me dan ganas de quedarme pero dudo.
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